Fiestas Tradicionales.
Esta festividad se celebra el 8 de enero en la comunidad de Misión de Arnedo.
Cuenta la historia que la fundación de esta comunidad fue el 7 de enero de 1838, pero seguramente la inauguración de dicha misión fue el 8 de enero.
Según la historia, el fundador intelectual de la Misión de la Purísima Concepción de Arnedo, fue el Arzobispo de México Don Francisco Xavier Lizana, pero el encargado de llevar a cabo el proyecto fue Fray Diego Miguel Bringas, y el día siete de enero, habiendo precedido todos los sucesos y formalidades, se funda esta nueva Misión de la Purísima Concepción de Arnedo a expensas del ilustrísimo señor Doctor Don Francisco Xavier Lizana Beaumont, dignísimo Arzobispo de México, que instruido del lastimoso estado en que se encontraban los Indios Pames de las tres antiguas rancherías antes mencionadas, para que unidos en un mismo punto, fundasen los religiosos Misioneros del Colegio de la Santa Cruz de Querétaro, esta nueva Misión a costa de su señoría ilustrísima que la dotó con doce mil pesos de sus rentas, la erigió a fundamentos, no solo con lo preciso y aun sobrado de ornamentos y vasos sagrados, sino también pagando el sueldo de sesenta hombres y cinco oficiales comandados por el Coronel Don Juan Antonio y Llata que como comandante del cuerpo de caballería de esta frontera de Sierra Gorda, en cuyos términos se comprende esta Misión.
La Misión se debió inaugurar oficialmente el 8 de enero de 1838, sin
duda con actos muy solemnes, bendición del pueblo, consagración de su
iglesia, discursos y banquetes, alguna representación o coloquio
teatral, cohetes y música.
La comunidad celebra la fundación de la
Misión, teniendo como protectora a la Santísima Virgen de la Purísima
Concepción, por lo que se hace un novenario y la representación del
coloquio que es una escenificación o teatro, una especie de acto sacramental que cada año lo presentan participando alrededor de 20
actores locales, quienes se revisten convenientemente menos, excepto
los cantores, que también actúan en la representación del coloquio.
Representan las escenas de Adán y Eva en el Paraíso, según los relatos
de la Biblia, seguramente los libretos fueron herencia de los primeros
misioneros franciscanos de la Misión.
También en el atrio se deja ver
el sincretismo religioso en el colorido de la danzas, unas propias del
lugar evocando por sus movimientos y sonidos a los aguerridos chichimecas
y otras danzas de concheros que con el sonido del caracol y el humo del
copal purifican el lugar y saludan a los cuatros puntos cardinales.
Hay música de viento, tunditos, huapango y la noche se llena color con las luces del castillo.