Desde un día antes de observar el fenómeno natural del equinoccio, empieza a fluir y sentirse el espíritu ancestral, en medio de la oscuridad el caracol se hace sonar, el sahumador con el humo del copal se saluda a los cuatro puntos cardinales, con él mismo se purifica el espacio, los danzantes empiezan a entonar alabanzas acompañadas con sonajas e instrumentos musicales de concha de armadillo.
El nuevo día empieza a clarear, el caracol se hace escuchar, los danzantes se aprestan a recibir los tiernos rayos del sol de la mañana del 21 de marzo, con grande esperanza se oye el canto: “Estrella del oriente que nos dio su santa luz ya es hora que sigamos el camino de la cruz”.
Todos en el punto exacto de observación y los ojos puestos en el observatorio natural de la cima del cerro, empiezan destellar los rayos del astro luminoso que poco a poco llenan las piedras de sol, todo es júbilo y alegría porque ha comenzado la primavera.
Cronista de Victoria, Gto.
Prof. J. Santiago Álvarez Rocha